Hoy en día tenemos un montón de opciones para alimentar a nuestros perritos: desde el alimento seco (extruidos y horneados) hasta el húmedo (como latas y sobres). También hay comida fresca, congelada e incluso dietas crudas (de esas hablamos después, no te me adelantes).
¿Pero alguna vez te has preguntado cómo comenzó todo esto?
Déjame contarte una historia canina épica. Corría el año 1860 cuando un compa estadounidense llamado James Spratt, que vivía en Inglaterra, tuvo una idea genial: crear unas galletas grandes y duras para perros. Estas joyitas estaban hechas con vegetales, sangre de res, betabel y trigo. ¡Delicia perruna! Su negocio despegó al venderle estas galletas a todos los perros atletas de la época.
Para 1890, Spratt vendió su fórmula y el negocio cruzó el charco a Estados Unidos. Varias empresas se sumaron a la fiesta, creando croquetas y galletas con los conocimientos nutricionales de entonces.
En 1922, una empresa se puso creativa y comenzó a hacer alimento húmedo enlatado, usando carne de caballo. Tranquilo, hoy en día ya no usan carne de caballo, pero en su momento fue toda una novedad.
Luego, en 1950, Ralston Purina revolucionó el mundo perruno al desarrollar el proceso de extrusión, una técnica de cocción a alta presión y temperatura que nos dio croquetas más suaves y uniformes.
Entre los años 60 y 70, todas las empresas de alimento canino alrededor del mundo ya estaban en la onda de los productos enlatados y extruidos. Así que, ¡así empezó todo el show de la comida para perros!
¿Te has imaginado alguna vez a tu perro comiendo esas galletas del siglo XIX? ??