Amsiedad es lo que te da cuando sientes que tu cachorro nunca aprenderá a hacer del baño en el lugar que quieres. Aunque no lo creas, con paciencia y práctica su pipí y popó dejarán de causarte estrés.
A diferencia de ti, tener una rutina le da paz a tu perro. Llévalo a donde quieres que sea su WC enseguida de que se despierte, media hora después de comer y, para no fallarle, cada tres o cuatro horas por si le dan ganas.
Mantener una rutina ayuda a los cachorros a aprender más rápido dónde deben hacer sus necesidades
Poco a poco irás reconociendo las bati-señales que te da para que lo lleves a su spot. Puede ser que comience a olfatear mucho o que dé vueltas queriendo encontrar su lugar y preparar su posición para dejar su firma. Si identificas cualquiera de estas señales, es momento de que lo lleves. Por fa, no lo vayas a distraer. Dale su tiempo y espacio. Si te le quedas viendo, puede que se la espantes y se le quiten las ganas.
En caso de que le gane en algún otro lugar, puedes absorber la orina con un papel y ponerla en el lugar correcto. Limpia muy bien la zona donde no debería volverlo a hacer para que no quede rastro de que anduvo por ahí. Utiliza limpiadores enzimáticos para eliminar completamente el olor.
Cada vez que logre hacerlo bien, recuerda celebrar su obra de arte con palabras bonitas o alguna caricia. Aunque también un premio chiquito puede funcionar. En unos meses, él solito sabrá que ahí será su trono. Usar refuerzos positivos acelera el proceso de aprendizaje.